lunes, 18 de julio de 2011

Es julio y hace frío

Cielo completamente nublado. Hace un frío importante para ser julio más tirando a ya me voy que a acabo de llegar. Estoy en una terraza, en casa está mi madre. Ya sabéis, relaciones cortantes tirando a inexistentes. Cosas de la adolescencia, ya se le pasará. Escribo desde mi regalo de cumpleaños. Una especie de portátil pequeñito. Osea, portátil. Para mí, ocho años no son tantos, pero mi anterior ordenador opinaba distinto. Así que puestos a renovarlo me decidí por un dispositivo acorde con los tiempos de hoy, transportable, conectable. El mundo está a un paso y hay que estar a la altura. Y por mundo me refiero a moverme de esta terraza a mi habitación, cuya ventana veo desde aquí, y viceversa. De todos modos, este mini portátil ha sido un chollo. Soy muy buena buscando chollos. A veces, incluso los encuentro. Ha sido barato, con lo que me darán de liquidación a fin de mes cubro el gasto y me sobra para un café. Ah, sí, a fin de mes nos echan del trabajo. La versión oficial es: los malos malos malos que contrataban vuestros servicios han decidido irse. La versión que todo parece indicar real es: ...para irse con nosotros a una ciudad latinoamericana donde con lo que vosotros gastáis en cafés pagaremos la plantilla.
Empieza a llover. Este julio está muy raro. De todos modos, me gusta lo raro.
Últimamente he estado leyendo sobre el universo y la física cuántica. El universo sí que es raro.

"Persona que no sabe si es joven o no de 36 años busca empleo. Sabe hablar inglés, francés, castellano y malamente gallego. Licenciada en nada y con currículum caótico. Probablemente agradable de entrada e impaciente con las personas maleducadas. Le gusta la buena vida y es desordenada. Duda, por principio. Atea y divorciada. Capaz de trabajar dos años y medio arreglando internetes sin saber cómo puede existir algo así habiendo sitios que no tienen agua en casa. Mejor no molestarle unos días antes de que le venga la regla a menos que no le importe que acabe agarrada a su hombro llorando por absolutamente nada. Le gusta el olor a mar y sus preciosas cortinas de nueve euros de Ikea. Rara. Si eso es una cualidad deseable para el puesto de trabajo, no dude en contactar".