lunes, 18 de enero de 2010

Concentración

Hoy abrí ya esta página para la creación de entradas (madre mía, suena eso como si construyera robotes asesinos) unas seis veces. Escribo una línea, media, lo cierro, vuelvo más tarde. Y así y así. Los domingos llego tarde del trabajo a casa y me siento tan libre de tener cinco días por delante. Y suele apetecerme escribir aquí. Sí, y hoy también, pero. Pero, pero, pero, qué de peros me rodean.

Pero. Vale, la cuestión es que no quiero hablar de mí. Así que hablaré de otra cosa.
En el café de hoy leí un artículo de Punset donde habla de pautas para ser feliz.
Rectifico: habla de pautas para ser feliz. O habla de pautas para ser feliz. Mejor así.

Dice que hay un consenso que va desde Buda hasta los neurólogos de hoy en día. (Estoy recordando que mañana por la mañana tendría que escribir el postergadísimo relato del taller. Debería irme a la cama y despertarme temprano pero ya sé que no voy a dormir). Dice que las dos recetas más importantes para ser feliz son la recta atención y la recta concentración (y yo lo leo y sólo puedo pensar en La recta intención de Andrés Barba y en cómo se puede ser tan guapo y tan buen escritor al mismo tiempo). Atención y concentración. Dice que es preciso esforzarse mucho en algo y dejarse embriagar por ello. Un deporte, un gran amor, una profesión. Eso dice Punset.

Atención y concentración. Eso puede explicar algunas cosas.
Puede que esté luchando contra el enemigo equivocado. Os dejo con esa canción. Juraría que ya la he colgado aquí, pero no sé. Son cosas que pasan por no poner la suficiente atención.
Menos mal que hoy no hablaba de mí.

El enemigo equivocado, Le Punk.

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