Hoy me di el día libre. No sólo por aquello de trabajar sábado y domingo, sino porque estos días estoy sola en casa y me encanta. Y eso que con mi compañera de piso me llevo muy bien, la quiero muchísimo y me gusta estar con ella. Pero pronto, además, tendré en casa una visita inevitable que me desequilibra mucho, así que al menos hoy he disfrutado de mi soledad con gran énfasis.
Me desperté tarde, muy tarde y me vestí sólo para cruzar la calle y tomarme dos cafés mientras leía una revista ñoña. Luego, en contra de mis costumbres, dediqué una hora en hacerme una deliciosa comida. Tras tres postres exquisitos me dediqué a ver capítulo tras capítulo de series viejas y ñoñas en la tele, interrumpidas por una hora de conversación telefónica con una amiga de la que podría decir que vive lejos, pero la verdad es que está muy cerca de mí.
Hice un test en la revista ñoña y el resultado fue: Mayoría de C, eres una mujer realista. Decía algo así como que disfruto los buenos momentos siendo muy consciente de ellos y que así, en los malos, puedo recordar que existen otros mejores y relativizar cuando las cosas no van bien. La verdad que la última parte me sacó una sonrisa porque con lo dramática que suelo ser, relativizar no es lo mío. Y sin embargo de cierto modo es cierto, las cosas se acaban colocando en su sitio. Y sobre todo, sí, disfruto de los buenos momentos, los que yo me procuro, no -sólo- en forma de caprichos sino cuidándome de verdad.
Tras mis último coqueteos con el drama, llevo días y días y días sientiéndome muy bien. Por nada, por nada en especial. Todo es igual que antes, las cosas buenas, las regulares, las visitas que me desequilibran, el trabajo quemante, los inesquivables problemas de dinero, el futuro inciertísimo en todos los campos que imaginemos, los malentendidos, la impotencia, las dudas. Todo igual que hace un mes y tres y seis. Pero yo me siento bien.
Me siento bien y cuándo me pregunto por qué me respondo: por nada. Y es fantástico.
Y luego leí esa frase en un blog que sigo y recomiendo: Ser feliz por nada es fantástico.
Sí, lo es.
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