A veces te sientas ante esta página en blanco sin saber qué decir. Otras, te has sentado muchas veces y borras todo lo escrito. Algunas intuyes de qué quieres hablar pero no sabes cómo.
Y a veces, todo a la vez.
Hay unas cuantas cosas que podría cambiar de mi vida. Ya sabéis, algunas que quiero y no me atrevo, otras que quiero y no puedo. También hay otras que no quiero cambiar. Pero también cambian. Ya lo dice la canción: Cambia, todo cambia.
Hay una parte de mí que se reprocha constantemente el sentir. Llamémosle La Crítica. Cuando algo le parece absurdo, incluso -o sobre todo- cuando algo que duele le parece absurdo, emerge esa parte y replica: no deberías sentirte así.
Es verdad, soy emotiva, y la lista de cosas que me duelen se multiplica con facilidad. Y a veces me gustaría ser de otra manera. Pero no lo soy. La verdad es que no lo soy.
Mañana, si todo sale bien (y lo digo porque se me ha complicado el plan desde todos los puntos posibles) iré a ver a Leonard Cohen. Sí, el que hace dormir, según mi prima N. Y también, por otro lado, probablemente mi mayor mito musical.
Un día te pregunté si sabías quién era Leonard Cohen. Me dijiste que no. Y aún así. Aún así.
La Crítica entra en escena. Se pone al mando. Manda con claridad sus mensajes: no tiene sentido, no hay manera, es absurdo, es irracional. Y tiene toda la razón. Sentir, a veces, es todo eso. Y más.
Pero con toda su perdida en el camino lógica, cuando siento algo, lo siento.
Si mañana en el concierto suena Who by fire, seré muy feliz. Una canción que habla de la muerte. La más hermosa que conozco.
Tú dijiste que no sabes quién es Leonard Cohen.
La Crítica tiene razón: no tiene sentido, no irracional, es absurdo. Pero ¿sabes qué? Hay algo que sí es: es real.
Lo que ocupa, lo que busca, lo que será, eso no lo sé. Sospecho que no demasiado. Pero real es.
Tranquilo, no pasa nada. Eso no significa que me vuelva loca. Simplemente siento algo. Y hartita estoy de negar lo que siento. Porque, por difícil que me resulte, no se controla lo que se siente. ¡Coño! Así es, te sorprenderá o te tocará los huevos, pero cuando sientes algo, lo sientes. Y eso tampoco significa que vaya a dominar mi vida. Solo que lo siento. Al mirarte, lo siento. Es real.
Mañana iré a ver a Leonard Cohen. Tú no sabes quién es. Quizá escuche en vivo Who by fire. Me encantaría.
También me encantaría contarte un día lo que me haces sentir, pero es probable que no me atreva.
Pero ¿sabes? Es real. Absurdo, ilógico, irracional. Y también real. Lo que siento, lo siento. Es real. No me preguntes el nombre, la intensidad o el alcance, porque se me escurren las palabras. Pero lo siento, es real.
Real.
P.D. No puedo creer que no sepas quién es Leonard Cohen
Who by fire, de Leonard Cohen
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4 comentarios:
Lo que sientes, puede serlo todo, lo único que influye en lo que piensas.
y por qué no te atreves? no es necesario que respondas. En realidad la pregunta creo que me la hago a mi misma.
Y aunque no siempre comente, leo casi todo lo que publicas. Que me gusta leerte, que me hace bien... abrazo grande!
Pshhh....con quien hablas tanto?
;-) ¿le conocemos? ;-P es broma jejej ainss por Dios seré muchas cosas, sí eso también...pero cotilla juro por lo más sagrado en cada país, cordillera o mar en el que se considere algo sagrado que no lo soy ;-P
pero curiosa si, bueno q disfrutes de tu concierto si puede ser y sino, pues ...pues...ainss tienes que poder ir!!
Me visitas mucho, eso me gusta, mucho, pero también me intriga mucho ;-))
besos
Uy, qué dos maravillosas mujeres blogueras han comentado.
Pasaxeira, me consta que todo está en mi mente, en cómo lo interpreto, en mi actitud. Pero no suele estar en estado óptimo. Ya sabes: miedos, demonios, inseguridades. En todo caso, quiero creer que sigo aprendiendo. Viniendo de ti, es realmente gratificante que me digas que te hace bien. Un abrazo muy muy grande. Sabes que yo también te leo y sobre todo, me leo en tus palabras.
Felina mujer, creo que hablo con una fantasía. Una que me he creado y creído a partir de alguien que tiene envoltorio real. Y divino, por cierto. ¿Te intriga que te visite? Te leo, te releo, y espero tus palabras y ni siquiera sé explicar por qué. Tu cercanía, tu sabiduría, tu cotidianeidad, tu alegría, tus búsquedas... El otro día llegué a la noche a casa y vi que habías vuelto a escribir. Y sonreí. Porque ese día, además, había decidido escribirte un correo para saludarte y de paso, animarte a que volvieras. Espero que no te vayas mucho tiempo y espero sobre todo, que estés bien.
Un beso.
Gracias por lo has dicho, la anima a una la verdad, q últimamente estaba un poco pa Huelva. Eres un encanto. Te leo ya desde hace...(ya ha pasado un año!!) madre mía ;) y tb es como llegar a casa.
Un abrazo muy grande
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