En cuanto leí la respuesta de Gata a la entrada pasada, supe que tenía razón. Supe que no había manera de seguir negándolo, supe que era mejor dejar que las ganas se quedaran en ganas perennes, o se transformen en lo que ellas quieran, antes que dar un paso en falso. A veces pasa.
Lo supe. Lo supe tan pronto lo leí. Es una historia vieja, como yo. No tiene nada de novedosa. Mejor no preguntar, mejor no intentar, mejor no arruinar lo que hay. No digo que sea válido siempre. Pero desde que Gata lo dijo en la entrada pasada, supe que tenía razón. La tenía en este preciso lugar, en este preciso momento.
Lo curioso fue que en lugar de ponerme triste, me puso, no diré contenta, pero tranquila. Uno tiene que elegir sus luchas. A veces cuesta mucho diferenciar las luchas verdaderas de las más banales. De las superficiales. De las menos importantes.
No es asunto baladí; al menos a mí me resulta difícil a veces saber decir: tú eres esto, y nada más. Me confunde, no voy a negarlo. Me confunde mirar a los ojos de alguien y creer ver el universo entero.
No quiero arriesgar más de la cuenta y por una vez, no me llamo a mí misma cobarde. No quiero anclarme en pasados perfectos y futuros presumibles. No quiero ser la que espera una señal. Y no lo soy. De hecho, no lo soy.
Pues ya está. Hay algo en el fondo de mi cabeza que ahora mismo grita y está muy enfadado conmigo. Será cuestión de no hacerle caso. Las tres cuartas partes restantes me dicen: haces bien. Lo que hay vale la pena, busca el resto en donde realmente tenga sentido.
Fluye. No te anquiloses. No te quedes atrapada solo porque te apetece hacerlo tuyo. Sigue buscando. No pierdas las ganas. No obvies los intentos. No pierdas oportunidades por algo que no es, y no va a ser.
No es cobardía. Por una vez, no es cobardía. Es realidad. Simple, brutal y clara, como tu mirada. He aprendido a vivir con muchas cosas y esta no será la excepción. No digo que no me joda. Pero lo hace de lejos.
Ha sido un placer. Muchas gracias por todo eso de lo que no te has enterado. Por hacerme saber que el deseo es sano y está en mí. Por hacerme saber que las chispas son reales y se esconden en las esquinas. Por hacerme aprender que, quizá, hay maneras para sentirse cerca que perduran más que otras. Entiendo que no tengas ni idea de lo que te digo, pero mis circunstancias son las mías y has creado una pequeña y dulce marquita indeleble en mi memoria. En mi historia. Por lo que de ti, o a pesar de ti, he aprendido. Y si algo sé es que esas pequeñas marcas que me hablan de mi propio deseo y de mis caminos, no tienen que ser las que persiga. No tengo que anclarme a ellas, por más ganas que me den.
Hasta aquí. Me despido. No va a ser una fiesta, pero necesito seguir caminando. Y si todo sigue como espero, estaremos más o menos cerca, seremos más o menos amigos. Me verás, te veré. Y eso está bien. Eso, que se quede así. Dejo lo demás en paréntesis, o en punto final. Para que aquello se quede así. Y eso está bien.
Conocerte ha sido un placer. De los buenos.
Un placer.
Hasta nunca, que en este caso quiere decir hasta siempre.
Y sí, tengo los pies fríos.
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3 comentarios:
RUTA
Hacia dónde vas paisaje con aristas?
Veo tus monstruos
marchando tras tu sombra
y tú los ignoras.
Nunca miras los puertos saqueados,
los mitos vencidos.
Tu pelo reparte lanzas de lumbre,
tu rostro inaugura en mi jardín
un espejismo de puertas.
El conjuro triunfó,
te sigo en silencio.
Bolaños.
la conexión entre dos personas debe acabar en paz.
DISFRUTA
I I
S S
F F
R R
U U
T T
A A
Hay... no se porque nos lo complicamos tanto... quiero pensar que ese miedo es a sentir pero a sentir que?? no lo puedes saber.
Porque si es miedo a que falle ese ya esta haciendo su efecto... quedate con el otro un abrazo
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