lunes, 3 de mayo de 2010

Me gustaría

A mí me gustaría
que los párpados no me pesaran
creerme de vez en cuando los consuelos
tener alguna fe aunque fuera endeble y absurda

Me gustaría
tener claridad para leer las señales
caminar sobre suelo seguro
jugar sólo a los juegos que sé jugar

Me gustaría
no tener nombres ni apellidos
que estas palabras tampoco los tuvieran
no tener anclas
que no me nazcan las penas por un par de silencios


Me gustaría
que deje de crecerme la ilusión por un par de palabras
que el mundo entero no sea más que barro
prescindir de Maslow
no creerme los cuentos

A mí me gustaría
no tener que pensar en nada
ser capaz de pensar en nadie
y encontrar un gusto en ello

Me gustaría
que no me importara no importar
ni que en realidad debiera escribir importarte
y tener una balanza para acomodar mis importancias sin esfuerzos
y me gustaría no tener que recordar cada vez que no le importé
a alguien que a mí me importaba

Me gustaría fumarme el último cigarro
e irme a dormir
en lugar de fumar uno tras otro pensando
que no quiero irme a la cama

A mí me gustaría
ser la que soy cuando estoy sola y estoy lejos
vacía, por estrenar
ser la que soy cuando todo me sobra
pletórica
ser la que soy cuando nada me importa
reducida

Me gustaría
escribir mejor
para encontrar una frase
que proclame la certeza de que estas cosas no me hacen llorar
y creérmela yo

Me gustaría
acostumbrarme al olvido
y a la inconsistencia y a la incoherencia y a la inconstancia
acostumbrarme a lo humano
y a lo brutal y a lo efímero

A mí me gustaría
reencontrar principios y abrazar finales
ponderar historias y, aunque no me salve nunca
aunque lo siga intentando
aunque vuelva y vuelva y vuelva
porque no sé hacer otra cosa
porque no quiero hacer otra cosa
porque no quiero salvarme nunca
me gustaría
por poco que fuera
aprender

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo tiene un precio
en tus palabras está claro lo que persigues y lo que piensas pagar
la duda siempre está en si compensará
Hay corazas que protegen pero pesan demasiado
Hay salidas que conducen a precipícios
¿Experiéncia o curiosidad infantil?
Se trata de escoger
TU te arriesgas Tu escoges
Que nadie lo haga por tí

Elen dijo...

Cuanto tiempo hacia que no me veía tan reflejada en la palabras de alguien!
Todas y cada una de ellas las suscribo. especialmente el final... porque sea como sea.. siempre volvemos a renacer con una nueva esperanza, aún sabiendo que nos podemos dañar en el camino.
Con tu permiso, me llevo una frase...
"Me gustaría que no me nazcan las penas por un par de silencios"..
Precioso leola!
Bicos miles

Leola dijo...

Hola Anónimo, puede que sea mi percepción pero me pareció en tus palabras que leiste exactamente lo que yo pensaba al escribir, y me gustó. Claro que nadie escoge por mí, claro que todo tiene un precio (y como decía un amigo, lo que se paga con dinero es lo que más barato sale), claro que la duda está en si compensará. Y claro que, aunque lo quiera a veces, lo mío no son las corazas. Muchas gracias por pasar por aquí y por tu comentario, que me hizo sentir comprendida.


Muchas gracias por lo que me dices Elen. No sé si renacemos con una nueva esperanza, pero renacemos al fin, que no es poco. Supongo que aprender algo puede dar algún sentido. Un beso grande.

Meiguiña dijo...

Realmente magnífico, con tu permiso me lo guardo para releerlo en esos momentos que a mi también "Me gustaría ..."

Bicos meigos

Anónimo dijo...

Lo mío también són las corazas, aunque con 35 años estoy aprendiendo a darme cuenta de cuando compensa lo que pesan algunas. Las hay que són necesarias y otras jodidamente aparatosas y ridículas. Me da la impresión que en tu caso no són para nada innecesarias. Los corazones dulces i tiernos són una tentación muy grande para los hambrientos de superioridad. He visto a demasiadas personas queridas caer víctimas de vampiros emocionales que viven de su fuerza haciendoles creer deviles. La belleza no se pude encerrar, se marchita. Mi táctica es sacar el mal bicho que también corre por mis venas a defender las fuentes de abusones contaminantes sin escrúpulos. ¿El precio? El mal bicho es un mercenario al que no puede faltar agua fresca de la fuente o se me vuelve en contra.
Un abrazo sincero preciosa.
Y una coraza menos...voy a ser coherente:
Alícia Villavecchia ( o A, si lo prefieres)