martes, 30 de septiembre de 2008

Aliento

La idea es respirar. Llenar los pulmones con una inspiración profunda que nos atraviese y renueve para seguir viviendo. Pero no puedo llenar. No todo el tiempo, no siempre que quiero. Algo me impide respirar profundamente. Un médico me dijo una vez que tenía episodios de asma alérgica y que ésa era la razón. Pero yo sé que no. Sé que me pasa cuando algo me quita el aliento. Algo que quizá me interese tanto que no puedo menos que asustarme. Cuando, al esperar, cada minuto se estira de tal manera que llegas a la convicción de no pasará nunca. Cuando entre la garganta y el pecho se instalan a la vez las cosas más contradictorias. No importa si son incomprensibles, no importa si son reales ni cómo llegaron ahí. No te puedes preguntar, no te puedes, sobre todo, responder. Se instalan y no dejan paso al aire. El oxígeno entra como a empujones porque no hay espacio para todos. Y no sabes qué nombre darle, ni qué hacer. Sólo sabes que te quita el aliento.

1 comentario:

merce dijo...

Facilmente me identifico ahí.En el paso estrecho, donde la vida aprieta, o el miedo, o el recuerdo...Que bien expresado, y además con conciencia de lo que ocurre.Así sabes que poco a poco crearás un gran espacio para tu aliento.