lunes, 20 de julio de 2009

El cielo de Berlín

En algún sitio leí una lista de las cosas más raras que regalan los diarios y publicaciones. Yo, lo más raro que he visto ha sido un trozo del muro de Berlín. Lo regalaba la SuperPop. En aquel entonces vivía en México y la revista llegaba sólo cada tanto y sin previo aviso. Yo la compraba porque me recordaba mis veranos en España, lo que venía a ser algo apenas diferenciado del Paraíso. En una ocasión, el ejemplar rezaba : Con este número, gratis un trozo del muro de Berlín. Pero a México llegaban sin extras.
Recuerdo haber visto en la televisión las escenas de la caída del muro: la gente subida a la ruinosa pared, las máquinas echándolo abajo.
Estoy leyendo un libro (aunque a nadie le importe, lo informo en la columna de la derecha. Abajo, más abajo...) donde se narra una historia sencilla pero completada con historias de gente que saltó el muro. Pero no esos saltos míticos de personas asfixiadas por el régimen que buscan la libertad apostando incluso la vida. No. Son historias de saltadores de ambas direcciones y con motivos como poder ver un western en el cine cada jueves. Saltadores sólo porque sí. Porque el muro estaba ahí para ser saltado.
Todo lo que el libro narra es definido con respecto a en qué lado está. Las cosas, las calles, los edificios, dejan de ser en sí mismos y pasan a ser otra cosa, pues estar de uno u otro lado del muro era estar en una u otra ciudad, en uno u otro país, en uno u otro mundo.
Y sin embargo.
Y sin embargo el Berlín que yo conozco carece de tales referencias. No tengo ni idea de si la Catedral y sus hermosos jardines eran parte de Berlín Occidental u Oriental. Ni pista de a dónde pertenecía el Bundestag, o la exquisita avenida Unter den Linden. Creo que el barrio de Kreuzberg, donde vive mi amigo C, estaba en el lado Oriental, pero sólo porque lo he leído en algún sitio; estando ahí nada delata este hecho. El hecho de que esa ciudad estaba dividida en dos. Y ahora vuelve a ser una. Lo único que recuerda ese hecho (al menos para el ignorante ojo del viajero) es la huella que el muro ha dejado sobre el suelo de la ciudad, que se aleja serpenteando más allá de donde alcanza la mirada.
Pero en el libro todo gira en torno a las diferencias de uno y otro lado. Incluso nos asegura que hay características físicas entre los pobladores desde las que se puede intuir su residencia.
¿En serio? ¿Y cómo es que yo no noto nada? ¿Cómo es que nada me hace recordar si quiera que la ciudad estaba divida hace muy pocos años? ¿Cómo es que no veo signos de un pasado diferente en una y otra calle, no veo más o menos belleza, más o menos caos? ¿Cómo es que lo único que me recuerda aquel hecho es una cicatriz inabarcable sobre el pavimento?
Berlín es una ciudad hermosa a la que quiero volver para ver a C y la puerta de Ishtar.
No sé cómo pudo sanar de aquel muro. Como pudo reasumirse, recuperarse. Pero si Berlín pudo, no sé, quizá es que es posible.

Y, querido C, espero que haya llegado el verano a Berlín.

7 comentarios:

Susi DelaTorre dijo...

Leola, encantada de volver a leerte. Ya te echaba de menos, a tí y a tus maravillosos
artículo-diario (S)

Cicatrices reparadas...


Y sí, me interesa lo del libro, bueno ya sabes ... mi vicio confesable son esas cosas con hojas numeradas.


Un saludo de Susi!

Petri dijo...

Mira que coidicencia el libro que estoy leyendo cuenta una pequeña historia del muro, yo también recuerdo la caida.. fue una pasada, a mi me parecia increible lo del muro separando una ciudad, separando amigos, familas..

Joey dijo...

Siempre es bonito recordar o rememorar aquellas historias en las que la especie humano superara las barreras y todo aquello que los separaba. En cuanto a la foto, muy chula, pero esa niebla roja distorsiona rostros, parece peligrosa, no sabía yo eso de berlín...

Marisa dijo...

Una cicatriz que aún se
muestra en el suelo para
recordar la aberración
de separar hermanos que
ahora miran juntos el mismo
cielo.

Besos.

Runas dijo...

Tambien recuerdo ese dia que derribaron el muro . Era vergonzoso que levantaran un muro separando incluso a familias. Un beso

Jonathan Coreas dijo...

Muy buen articulo.

Jota dijo...

Un, dos, tres, probando...

Se escucha?

Bueno, qué lindo Berlin! Me encantó. Ver pedacitos de muro por todas partes, o las marcas del muro en las calles y veredas me pareció sensacional




PD: creo que es hora de sacar la verificación de comentarios. No aporta. ;)