lunes, 22 de junio de 2009

Cielo azul

Es de noche. A las 22:53 cruzaba la puerta de mi casa y aún era un poquito de día. Un azul encendido en el cielo negándose a caer, como regalo en el día más largo del año. Hay días raros. Hay días que a los diez minutos sabes que serán raros. Pero hay días raros que no avisan.

Me gusta poder llorar sin estar profundamente triste.

Sí, hoy llegó el verano. Lo olí a través de una ventanilla de autobús.

La noche más corta no es menos oscura. Y huele a una especie de hierba seca recién cortada y mojada. Suave y fresco, casi dulce.

Un ataque de soledad. Si es que eso existe, es lo que tengo. He abierto las ventanas y cerrado las puertas y he puesto música para que me acompañe y me reitere.
Hay varias, muchas explicaciones, todas verdaderas y ninguna real.

Hace unos días me encontré unos ojos desconocidos. Desconocidos e insistentes. Y yo solo quería mirarlos, mirarlos sin pausas. Sí, fue esa noche en que me di cuenta de que no sé ligar. Me di cuenta porque los dejé ir. Da igual, esos ojos seguramente no tendrían nada que ver con lo que yo imaginé-deseé-intuí de esos ojos.

Se supone que el amor te ayuda a conocerte. Se supone que el amor hace la vida más dulce. Se supone. Yo me creo todas las cosas, sobre todo las que no escribo.

Estoy moderadamente cerca de donde quiero estar. Estoy razonablemente sobre mis pies. Con la brutal avalancha de mis miedos sobre la cabeza, siempre a la espera del ruido necesario para caer.

Abro las ventanas, cierro las puertas y estoy sola. Sola por todos los costados. Los más pueriles y los más sutiles.

Me siento un poco culpable por tener ganas de enamorarme. Como si me fallara a mí misma, como si cayera en un antiguo vicio ya superado. Solo el miedo está a la altura del deseo.

Alguna vez me enamoré y se difuminaron todas mis preocupaciones. Alguna vez me enamoré y me convertí en valiente. Alguna vez me enamoré y el mundo fue mío. Ya no quiero nada de eso. Solo quiero poder mostrarme y poder conocer. Quiero poder confiar y poder desear. Poder arriesgar. Y tener un hombro en el que recargar la cabeza y me ayude un instante, solo un instante a cargar el peso. Y no, no creo que lo necesite. Pero sí, me gustaría. Como un helado de chocolate, justo como un helado de chocolate.

La verdad es que ni siquiera puedo imaginarlo. Quizá sea el miedo, quizá la culpa, o quizá la canción que suena ahora. Quizá sea que pienso que no debería sentirlo o al menos decirlo.

Quizá sea la noche más corta del año.

9 comentarios:

una más... dijo...

Ser humano, no es fallar no?
A veces, creo, supongo.. que lo que nos prometemos a nosotros mismos en un momento dado, con el tiempo pierde convencimiento, justamente por que las personas cambiamos y deben cambiar las cosas que nos fijamos, ley de vida? quién sabe? en algún momento tenemos que superarnos personalmente y no siempre eso se puede hacer en soledad..( con esto no quiero decir que tener alguien al lado nos lo haga posible )
Un beso Leola.. :)

Gata dijo...

Te he visto, he logrado verte tal y como lo has descrito...

Me asalta una duda ¿qué es mejor estar sola físicamente o sola acompañada?

La soledad es lo peor en todas sus formas, pero yo te aconsejo que te compres un perro o un loro... o un gato...es sin duda mil veces mejor ;)

Perdóname es q ando un poco descreída últimamente
Besos

Petri dijo...

Hola chiquilla, no te sientas culpable por querer enanmorarte, o sí .. quien coño soy yo para aconsejarte, solo sé que en tu soledad nos regalas con estas palabras emotivas e intimas.
un beso

merce dijo...

Reflexión, tierna, silenciosa, de verdades, dudas y amores, a pesar del miedo.
Un texto sin desperdicio, con expresiones muy inteeresantes.

...como si me fallara a mí misma, como si cayera en un antiguo vicio ya superado.
...el amor.


Precioso Leola!!!


Un beso.

pasaxeira dijo...

existen los ataques de soledad , sí, sí… cada vez lo confirmo más

“Solo el miedo está a la altura del deseo “

¿y cuando los dos juegan a matarse? Como un perro de hortelano que ni quiere ni deja de querer.
Las noches más cortas… un besazo y gracias por lo que escribes (compartiendo soledad)

- Inés y Yo - dijo...

Reconozco, a la perfección, este (des)sentir...

Un beso (acabo de aterrizar en tu blog y con tu permiso voy a pasearme un ratito por él.. :)

juan dijo...

Me gusta mucho cuando te encierras y abres las venatnas,para poder oler en la noche menos oscura,la soledad y escuchar el tecleo de tus dedos,mientras esos ojos... nos dejan enamorarnos de tus pensamientos...
P.D.amor=a helado de chocolate?mmmm no sabe mal no..

Anónimo dijo...

Es un texto de lo más inteligente, sincero y descabellado. De esos que merecen que uno se quede pensando en quién lo ha escrito, en si se estaba fumando un cigarrito, que hace mucha compañia, en si estaba mirando el horizonte, quiero decir el puto horizonte, en si tenía ganas de llorar sólo porque sí, aunque le pique la cara, en si todavía tiene fe, fe en los demás, porque en si misma, seguro seguro, que la tiene, es lo que pasa cuando te acostumbras a a ser, un superviviente.
Como te digo, un texto hermoso.

Zentolo dijo...

Como dice Gata, a veces se está más solo cuando uno piensa que está acompañado... Y no se sabe qué es peor. Yo creo que esto último: estar solo acompañado...