martes, 25 de noviembre de 2008

Serenamente

Si leyeras esto me gustaría decirte, en primer lugar, que gracias por hacerlo. En segundo lugar me gustaría decirte que escribo esto pensando en no colgarlo en el blog porque en el fondo pienso que sí que podrías pasar por aquí. En tercer lugar te diría que como en la superficie de la realidad sé que no vendrás sí que voy a colgarlo. En cuarto lugar te diría que creo que sí que he cambiado, que sigo cambiando, que el dolor que conoces lo evidencia y el gozo de encontrarme también. En quinto lugar te diría que como siempre, he dado algunas vueltas a lo que dije y algunas más a lo que dijiste tú. En sexto lugar te diría que de todas formas, le di sólo las vueltas justas y serenamente y que eso me convence a mí de que sí que he cambiado y por eso me atrevo a hablarte desde aquí. En séptimo lugar te diría que yo también tengo esos temores aunque cuando tú los mencionaste yo y mi bocaza fingimos que eran injustificados. En octavo lugar te diría que las cosas son como son y que en efecto no sé si cualquier novedad sería una buena idea. En noveno lugar te diría que, ya sabes, aún así yo lo haría. Porque he cambiado, pero supongo que no tanto. Y en décimo, en décimo te diría y te digo que estoy bien, que gracias por escucharme y por responderme, por hablar, por mostrarte. Y que no te asustes porque escribo aquí de ti. Que está todo bien. Serenamente. Y que sí, que no lo dudes, que estoy hablando de ti.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Miedo a molestar. Desacostumbrado (aun) a no saber de tu vida. Impotente, sin otra cosa para ofrecer que mi amistad incondicional cuando sea... siempre.