Este comenzar de diciembre me ha proporcionado la sensación de fin de año. Esa clase de reflexiones y miradas hacia atrás que se supone que se hacen allá por el 31 de diciembre me asaltan ahora, quizás alertadas de que un día o unas horas no serán suficientes. Reparo en cosas que me han pasado este año. Por ejemplo, en un estado compulsivo de devorar autores. El por qué lo desconozco, ni se me ocurren interpretaciones ni mucho menos creo que deba intentarlo, pero este año he leído de manera distinta a otros años. He leído y releído con una especie de necesidad animal a cada autor que pillo y me gusta; es decir, que al acabar un libro siento un hambre poderosa y necia de seguir con el mismo escritor. Como cuando, alguna tarde que llueve dentro y fuera, voy a por una onza de chocolate y acabo devorando como si no existiera la posibilidad de parar, la tableta entera. (Favor de no hacer alusiones a los poderes sustitutivos del chocolate).
Ese volver y volver y volver uno tras otro a los libros de alguien me permite recordar momentos exactos en que los leía, cosa que no suele pasarme debido a la escasita capacidad de mi memoria. Sé que leí también un montón de libros en solitario cuya presencia no sé ubicar en mis meses. Están perdidos en mis tiempos. Pero sí sé, por ejemplo, que estrené enero con lo que me faltaba de Salman Rushdie; sé que los últimos días del invierno estuve con Juan José Millás; en Semana Santa me fui a Madrid y no salí de los libros de Chéjov; cuando iba llegando el calor rescaté cada pequeña delicia que la biblioteca de mi ciudad ofrecía de Vonnegut; el verano lo pasé al lado de Philip Roth y Francisco Castro, y este frío otoño me estoy poniendo las botas con Andrés Barba. Ya ni siquiera me basta lo que hay en los anaqueles, pido préstamos interbibliotecarios de todo lo que sé que pueden conseguirme, acercándome al mostrador intentando poner cara de que sólo me apetece un libro y tratando de disimular "esto" que me está pasando.
Así que, al echar la vista atrás con este espíritu que me está dando diciembre me atreveré a decir que ha sido un buen año, gracias a la buena compañía.
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4 comentarios:
fermosas obsesións;
fermosísimo e emocionante texto.
bicos
Pola parte que me toca, grazas. Emocionoume ler o teu post. Alédame ter sido compaña.
Muchas gracias a ti, naúfrago, por pasar por aquí, por el comentario y por hacerme compañía.
Gracias por tus palabras cristinha, un beso para ti también.
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