Escucho los susurros. Las voces se entremezclan tan suave, tan dulcemente, que se confunden. No consigo entender lo que dicen. Lo que me dicen. Pero no importa. El susurro me acuna. Es como la canción que nace de mi cuerpo. El tic tac acompasado de mi corazón latiendo fuerte y lento. Apoyo mi cabeza en esa música. Los ojos cerrados. Las noches abiertas. En la punta de mis dedos siento frío, y un calor intenso que desprende mi vientre. Respiro. Respiro automáticamente. Y cada respiración me va llevando a un estado de relajación aún más profundo.
Podría inventar un nombre, no tiene ninguna dificultad. Podría imaginar un objeto, un ser preciso, perfecto, imperfecto, recordar uno real, componer uno deseado. Pero hoy no quiero fingir, no quiero mentir aunque tenga licencia para ello. Hoy no hay nombres. Sólo hay uno, el mío. Mi nombre y la música de mi cuerpo. Íntima, mía.
Mi nombre y mi búsqueda incesante. En los tropiezos sangrantes y en las pérdidas devastadoras. Mi nombre, sólo, mi nombre. En las euforias traicioneras y en las ilusiones fundadas. En la historia que voy narrando cada día.
Sólo mi nombre. Hoy, sólo mi nombre.
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4 comentarios:
Todos necesitamos encontrar la esencia de lo que somos. Sin culpabilidades, sin sentirnos egoistas, sabernos vivos, sensibles, vitales, cálidos. Perdonarnos en nuestros latidos.
No olvidar jamás nuestro nombre. Todos los días...
Intimista y sentido. Me ha encantado tu capacidad de hacerlo llegar.
Besazo y abrazo, Leola!!
Tu propio sonido!!! descubriendote...intimo e interesante Leola.
Me alegro que el archivo llegara en el momento justo. Un beso.
Si, Lasosita, la esencia quizá sea precisamente la búsqueda. Y perdonarnos...ay, perdonarnos, qué difícil es a veces y qué necesario. Muchas gracias por tus palabras. Un besazo a ti también.
Querida Merce, en verdad me impactó el archivo, leer esas palabras, como si yo me lo recordara a mi misma. Es necesario hacer espacio a lo nuevo. Después de hacer limpieza se escuchan mejor los sonidos propios. Un beso y gracias.
Precioso post. Valioso. Desde niño, un modo para superar muchas cosas, como una frase talismán, siempre ha sido para mí: recuerda siempre quien eres.
Un beso Leola y gracias.
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