domingo, 10 de agosto de 2008

Distorsión

Tengo la impresión de mirar el mundo como a través de un cristal distorsionado. Cada tanto se limpia o quizá se enfoca por un momento y logro echar una ojeada al mundo real. O eso creo. Pero normalmente miro sin remedio la vida con todas las increíbles distorsiones que me proporcionan mis deseos, mis miedos, mis prejuicios. Y es verdad que cuando tengo ese instante de contacto supuestamente genuino caigo de golpe en obviedades que he negado durante tiempo, se desploman las fachadas que con paciencia y mimo hemos construido mi habitual ceguera y yo. Y eso que es una mirada tan corta que apenas me da tiempo de intuir algo. Y no sé qué es peor, si entender que me miento constantemente, que construyo mi propia realidad y me aferro a ella o entender que no hay realidad, que no hay algo que conocer, que entender. Que es todo suposición y posibilidades. Lo peor es olvidarlo, olvidar que miro sin cesar a través de esa distorsión.
Y es que parece tan real.

2 comentarios:

Susi DelaTorre dijo...

Cada uno tiene su visión particular de un mismo hecho. Nuestros sentidos nos engañan, y no son iguales jamás a los de los demás. Los recuerdos míos, jamás serán los mismos que quien los haya vivido conmigo.
Todos vivimos con esa distorsión.

Leola dijo...

Es cierto. Pero más allá del punto de vista a veces es como si en lugar de esforzarse por entender la realidad uno se esforzara por adaptarla a lo que uno cree que necesita o quiere. A un cuento de hadas, quizá. Y por un momento, en un destello ves otra cosa que no habías visto antes. ¿Será que cambiamos nosotros y por eso nuestra opinión?